domingo, 28 de febrero de 2010

creyentes

Pareciera que a partir de la razón la raza humana dejó de creer. Derribó a sus dioses, su mitología; para mirar objetivamente la realidad. Todo debe ser comprobable científicamente. Prueba y error. Existen regulaciones para todo. Medimos, contamos, clasificamos, regulamos, etc; según parámetros objetivos.
Pero, ¿No es acaso ésta mirada una construcción performativa de nuestro alrededor? Es decir, construimos reglas para intentar comprender la realidad; y lo que no es regulado por ellas decidimos que no pertenece, entonces, a nuestro objeto de estudio. Expulsamos del mundo lo que no pertenece a nuestro conjunto limitado de razonamientos científicamente comprobados. ¿No ponemos, entonces, la fe ahora en éstos procedimientos, en la razón como el nuevo dios y la ciencia como el dogma incuestionable? Y transformamos a los conductores científicos en los nuevos párrocos, vamos a los médicos, psicólogos y teóricos a que nos digan que hacer, a que nos digan quienes somos. Y creemos en sus palabras casi ciegamente, religiosamente. No nos animamos a cuestionar la "objetividad". Tememos ser llamados irracionales, locos, idiotas. Y vivimos con sus reglas, dejando de lado todo acto NO racional. Así también juzgamos a los otros y extendemos éste evangelio hasta lo último de la tierra.
Creo y hasta denuncio (si de algo sirviese) la inexistencia del nihilismo.
Todos creemos en algo, tanto que vivimos para ello.
Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.

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