viernes, 22 de marzo de 2013

Libre al fin

Pareciera que el hombre naturalmente buscara su libertad. 
Una libertad utópica,
desprendida. 
Tan sagrada que se le va de las manos.  
Tan solemne que no puede manejar. 
No nos damos cuenta que somos dependientes. 
Nos falta el carácter para enfrentarnos con nosotros mismos. 
Alguien siempre nos da de comer, nos acaricia, nos limpia y tira, desaparece lo que no usamos. 
Estamos acostumbrados a necesitar de otros pregonando ser libres. 
Hombres idiotas que no se dan cuenta de lo corto de su pene, de su pequeño "yo". 
Ante semejante libertad, elijo estrechar lazos. 
Atarme, 
pero de hilos fuertes que no me dejan caer y que me sirvan de impulso. 
Los hilos débiles, se cortan solos.