sábado, 16 de enero de 2010

el se justifica, yo me justifico, nosotros nos justificamos

La búsqueda de identidad termina por convertirse en la legitimización de nuestras acciones. Como no podemos explicar lo que nos pasa, lo negativo en nosotros que no podemos redimir, lo legitimamos. Es en realidad la fuente de nuestras acciones, nuestro interior, que por medio de lo que podríamos llamar conciencia, nos marca el camino. Cuando no logramos cumplir con nuestras expectativas, que no dejan de ser nuestras, lo legitimamos por medio de la sociedad. Lo puro, es innato en nosotros, pero a la vez lo es lo impuro. El problema que surge es que la elección real del camino es nuestra. Somos nosotros los que nos dejamos influir por el entorno, los que nos alejamos de nuestra conciencia. Y el mayor problema es que alejamos a nuestros hijos, no dejándolos elegir y marcando sus pasos desde nuestros errores. Lo cual genera una constante negación de nuestra conciencia. Y ese es el mayor problema. Todos quieren dominar al otro, controlar. Cuando vemos que en realidad nuestras elecciones supuestamente libres, no son más que la antigua legitimización legitimandoce. Y esta acción en cadena opera en nosotros, en nuestros antepasados y en los que vendrán. Por ello creo que la real "rebelión" esta en las acciones que nacen de nuestra conciencia, pero siempre en control de uno mismo y no del otro. El primer gobierno a derrocar es la necesidad de aceptación social de nuestras acciones. Pero no entendiendo éste término en sentido individualista, sino creyendo realmente en que puedo ser capaz de hacerme cargo de mis acciones, dejar de culpar al otro y responsabilizarme. Razón ésta por la cual no lo hacemos; el liberarnos del resto nos deja toda la responsabilidad a nosotros. Y eso no es fácil para nadie. Más fácil es legitimizar mi accionar desde lo social, para terminar culpando a la misma sociedad de mis errores. He aquí la mayor evolución del hombre, su degeneración.