martes, 14 de junio de 2011

inteligencia ignorante

Cuando la educación que poseemos está en manos del sistema que nos condiciona, que nos impone un rol dentro de la sociedad; esa llamada educación es ignorante. Las escuelas, los planes de estudio, la sociedad, los medios de comunicación se ocupan de "des" informarnos, de sólo decirnos lo que quieren que escuchemos, aplacando nuestra conciencia de clase, de raza y dejando sólo en sus manos las decisiones políticas y económicas mientras creemos en nuestra libertad por tener un teléfono celular de ultima generación que saca fotos hasta colgado de mi nariz. Es más perverso aún el tras fondo cuando desde cualquier medio al alcance la clase dominante hace creer que la llamada inteligencia es alcanzada por la acumulación de datos precisos y cada vez más específicos, datos provistos por otros que investigaron antes, datos indiscutidos o puestos a prueba sólo dentro de ciertos parámetros o paradigmas. En donde el ser inteligente es aquel capaz de repetir como loro estadísticas o formulas científicas sin saber para que corno sirven y sin poder plantearse la posibilidad de otra solución o siquiera la necesidad o no de tal formulación y si esta es o no fundamental para nuestras vidas. Ya lo dijo Cortazar en la voz de Etienne: "Hay una diferencia bien conocida entre el ignorante y el tonto, y cualquiera lo sabe menos el tonto, por suerte para él. Creía que el estudio, ese famoso estudio, le daría inteligencia. Confundía saber con entender." (CORTAZAR, Julio, Rayuela, Edit. Alfaguara, Pág. 570) Por esto cada vez más los planes de estudio de las universidades tienden a acotar sus tiempos recortando información en nombre de la facilidad, la universidad para todos, la salida laboral, etc; meras tristes excusas que lo único que ocultan es un plan anterior y macabro de manejo de información. Si las masas son cada vez más ignorantes, son más manejables; si la gente cree en que cierta cosa es verdad o no si lo dicen los medios masivos de comunicación, entonces el poder de los poderosos no tiene límite ni fin. Es tiempo de decir basta a todo esto. De entender que informarse es más que leer el diario o de mirar los noticieros que cada vez pierden más tiempo en la farándula; informarse de lo que pasa es empezar a tomarse el tiempo de pensar, de meditar en las cosas de ver las contradicciones y de releer cada cosa una vez más; de preguntarle al otro que piensa para entender que mi opinión de algo no es la verdad absoluta, de dudar de los gobiernos que nunca gobiernan para el pueblo, de dudar de la televisión que sólo se maneja en pos de intereses económicos; de educar a los que vienen atrás desde el planteo de problemas, desde la lectura de situaciones, desde el razonar, dudar, poner a prueba, desde la vereda contraria al conformismo de que las cosas se hacen así porque siempre se hicieron así. Empezar a ir en pos de la sabiduría más que de la mera inteligencia. Empezar a entender que lo más rico que puedo encontrar en mi vida es la persona que tengo al lado. "Quien nunca ha entrado en contacto con alguien diferente y ajeno, tampoco sabe lo que es él mismo. Tal contacto provoca dos cosas: comparación con y distinción de, pues sólo lo desigual o distinto admite comparación." LOWITH, Karl. El hombre como centro de la historia: Balance filosófico del siglo XX. Herder. Barcelona. 1998. Pag 264

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